Creemos que Dios nos ha creado con el propósito de que le amemos a Él sobre todas las cosas (Dt. 6:4-5, Mt. 22.36-40). La forma en que demostramos que le amamos es buscar glorificarle a través de tres pilares fundamentales sobre los cuales gira todo nuestro hacer ministerial: a) Que cada uno sea conformado a la imagen de Cristo (Ro. 8.29, 1 Co. 15:45-49), entendiendo que esto será posible cuando cada creyente se someta voluntariamente a un proceso de discipulado y santificación personal. b) Que el evangelio del Reino sea predicado hasta lo último de la Tierra (Mr. 16:15, Mt. 24.14), entendiendo que el Reino de Dios abarca todas las esferas de la vida del hombre y que el Señorío de Jesucristo debe observarse en cada una de ellas. c) Velar por guardar la unidad del cuerpo de Cristo (Ef. 4:1-7, Col. 1:15-20), entendiendo que su iglesia es una y que está conformada por aquellos que han sido llamados y apartados por Él y para Él a fin de cumplir Su propósito.